Hoy 6 de agosto del año 2015 hemos perdido a
un gran amigo, José Luis Pérez Herrero. Ha muerto de infarto, antes de mediodía, mientras correteaba en
solitario por su Cantabria natal. La pena nos muele a palos.
Conocimos a José Luis en el Alto del Arenal
(Vallecas, Madrid) en 1972-1973, compartíamos un piso de militantes
clandestinos organizados en la Liga Comunista Revolucionaria. Vivíamos muy
pobremente. Nuestra casa albergaba el almacén de propaganda que el partido destinaba
al sector obrero madrileño.
José Luis se había empleado como peón de la
construcción. Había abandonado sus estudios universitarios, se había trasladado
a Madrid y formaba parta de una de las células de la LCR. Madrugador, salía con
destino a su tajo impecablemente vestido: pantalón gris, chaqueta azul marino,
camisa blanca sin corbata y… tartera.
En mayo de 1973 cayó nuestro piso en manos de
la Brigada Político Social y después de una interminable estancia en los calabozos
de la Puerta del Sol (DGS) fuimos trasladados (tumefactos y torturados) a la
Cárcel de Carabanchel. Séptima Galería, después Quinta Galería, finalmente
Tercera Galería…Todo un itinerario duro que finalmente nos permitió agruparnos
con el conjunto de presos políticos que el franquismo ponía a disposición del
Tribunal de Orden Público (TOP). Tres años de resistencia, debates,
fraternidad, huelgas de hambre y asambleas.
Sobrio y buen lector, José Luis se ocupó en
Carabanchel de representar a la LCR en las reuniones de partidos políticos.
Perdió buena parte de la dentadura como
consecuencia de las malas condiciones de vida y aquellas huelgas de hambre y se
adaptó al mote de “Piños” que colgó durante muchos años como una medalla… pese
a que logró reponer su dentadura una vez libre, a partir del año 1976.
Excelente compañero, siempre reservado,
cultivaba un personal sentido del humor. José Luis era de esas personas en las
que se confía siempre, porque traducía entereza, búsqueda de coherencia y
honestidad. Buen catador de ginebra recordamos que hizo virtud de la necesidad
y se sopló en Carabanchel una botella de loción de afeitar asegurándonos que se
trataba –a su juicio- de ginebra inglesa de tono azulado. Algo que nos ha hecho
reír juntos durante muchos años.
La libertad volvió a unirnos en la militancia
comunista revolucionaria en el mismo distrito de Vallecas, allí José Luis formó
parte de nuestro comité de distrito y posteriormente del comité provincial
madrileño de la LCR. Nunca faltó a las acciones, asambleas de barriada…
manifestaciones, ni los duros repartos de propaganda (el periódico Combate, los
panfletos ocasionales) en las bocas de metro de Portazgo al Puente de Vallecas.
Después pasó a trabajar en la flamante
librería del partido, la librería Cuatro Caminos que regentaba otro amigo,
expreso político y fallecido también este año (Leoncio Sánchez Celdrán).
Procurábamos comer juntos una vez al mes (yo había roto políticamente con la
LCR en 1980 pero nuestra amistad y compromiso militante estaba por encima de
aquello. José pasó entonces a formar parte de la coordinación estatal de la
campaña contra la OTAN .Durante aquel tiempo fue para mí gran interlocutor y
cómplice, indispensable para mantenerme al día dado mi receso militante hasta
1989.
Nunca nos perdimos de vista. Ni durante su
etapa de trabajo en Malasaña (La Rosa). Ni cuando estabilizó su vida en familia
con Cristina y pasó a trabajar como representante de una empresa metalúrgica.
Sus responsabilidades familiares crecieron. Tenían dos hijas y Cristina fue
laboralmente deslocalizada a Cantabria. Por suerte para él, la pre jubilación
le permitió volcarse en la atención cotidiana a sus hijas. Incluso era difícil
que alargase nuestros encuentros amistosos porque le reclamaban las tareas
familiares que asumía con tanto afán como simpatía y cariño.
José Luis fue parte del núcleo fundador de la
Asociación La Comuna Presxs y Represaliadxs del franquismo. Hay que decir que
no encontró allí el espacio de trabajo que deseaba encontrar (la
documentación). Pero nuestra amistad se mantuvo y acrecentó.
El pasado julio le pedí una valoración de
nuestra publicación Papeles Anticapitalistas. No en vano José Luis había
trabajado unos años en la redacción de Combate, tenía sentido de la prensa
militante y me constaba que mantenía su buena pluma por la colaboración que
establecimos en la redacción del capítulo “La lucha en las cárceles
franquistas” inserto en el libro Historia de la LCR. También hicimos una
posterior comandita en torno al tema Presos Políticos y Presos Sociales en el
tardo franquismo, con destino a un debate con libertarios de CNT Palencia. Su
documentación meticulosa resultó imprescindible.
Tras el fallecimiento de Leoncio me decía que
uno no podía permitirse perder el contacto con la gente amiga y querida…porque
la existencia era siempre imprevisible. En consecuencia, nos telefoneábamos
cada 20 días y hablábamos mucho. De sus hijas, de Cristina que esperaba
jubilarse pronto, lo que abría la puerta al “reagrupamiento familiar”…Por que
ya estaba harto de tan larga distancia y dos hogares… En fin. La noticia de su
fallecimiento me dejó sin palabras y muy compungido.
José Luis, “Piños” ha sido una suerte contar
con un amigo de tanta calidad humana…con un compañero de combates por la
emancipación tan responsable e íntegro. Quienes compartimos vida y militancia contigo, no te olvidamos.
Ramiro Calvo,
Miguel Ángel Gómez, Acacio Puig
Compañeros de José Luis Pérez Herrero en los
sumarios
151-1973 Juzgado Militar Permanente nº 2
231-1974 Tribunal de Orden Público